Sé que el público de Facebook no resiste más de 100 caracteres, pero no hay otra forma de expresarse que no sea ésta.
Gracias a quienes aún están dispuestos a invertir diez minutos de su vida en leer.
Vaya este manojo de reflexiones a las autoridades en general, nacionales, provinciales, municipales, a colegas y al público en general.
La inesperada aparición de la Pandemia Covid-2019 ha puesto al desnudo muchas cosas que estaban disfrazadas o invisibilizadas.
Los Artesanos somos parte de dicha invisibilización.
Y esta entrada surge luego de leer una nota publicada en Página 12 allá por el 20 de abril 2020, cuando el Gobierno Nacional decidió implementar el IFE, nota que recomiendo leer completa en el sitio.
De ella apenas extraigo lo siguiente:
Los inscriptos desbordaron arrolladoramente las previsiones.
La cantidad de beneficios concedidos también.
Trepó a más de 7.800.000 personas.
La magnitud de la diferencia sorprendió a funcionarios avezados.
Se corroboraron otras referencias asombrosas, referidas a conformación de grupos familiares, a una masa enorme de trabajadores formales no bancarizados.
Se supuso que accederían al IFE un millón y medio de trabajadores informales o no registrados. Quedaron en condiciones de percibirlo más del triple: 4.800.000 personas.
Otra revelación que azoró a los funcionarios, tomada de la masa total de demandantes, aceptados y rechazados. Una cantidad elevada de trabajadores no bancarizados pese a que estuvieron o están en relación de dependencia.
La obligación de bancarizar rige para las patronales desde hace décadas.
Impresiona el nivel de incumplimiento.
Los técnicos explican que los programas sociales pueden adolecer de dos disfunciones de sentido contrario:
-Defecto de inclusión: que los reciban quienes no lo precisan o no tienen derecho.
-Defecto de exclusión: dejar afuera a quien sí está tutelado por la ley. Este último es más grave. Peor dejar afuera a alguien que pagar de más.
Primeramente, un enorme agradecimiento al Estado Nacional por tener en cuenta a quienes siempre hemos sido fantasmas dentro del sistema.
De paso, sumar algunos conceptos necesarios.
A los Artesanos se nos ha considerado desde siempre "trabajadores informales", como si difundir y practicar la Artesanía fuera algo intrascendente, o un "rebusque" o una alternativa temporal para tapar agujeros.
No, no es así.
El mundo del Arte, ese que mueve millones en el mundo, nació con lo que hoy genera divisas en los museos, lo que llena sus vitrinas y decora sus paredes, es decir la llamada Artesanía. Esto es, objetos de uso cotidiano embellecidos por las hábiles manos de alguien que se ganaba su comida y a veces su libertad produciendo objetos de dedicado esfuerzo y trabajo, horas, virtudes, experticias, quimeras. Transformar la materia, más que con tecnología, con amor, era la premisa del Artesano. Y más allá de que los tiempos pasaron raudos, hoy muchos seguimos considerando este noble oficio no sólo como una forma de ganarnos la vida, sino además de sentirnos realizados en un mundo donde la mayoría debe ganarse el sustento haciendo cosas que, si las pudieran elegir, no las elegirían.
Pero nos llaman "informales"...una especie de estigma que a mí personalmente (y creo que a muchos colegas también) me duele y me hace sentir descalificado.
Si un Artesano es calificado de "informal", yo les pregunto, acaso un gran empresario o un político corrupto, o un especulador financiero que evade los impuestos que los más humildes pagamos, los esconde en guaridas fiscales ¿eso no es informalidad?
Sí, ya sé...
Es robo de guante blanco, es desfalco al Estado, es evasión, es elusión fiscal, es un asco.
A pesar de ésto, muchos Artesanos (años atrás) tuvieron que ajustarse a pagar un monotributo, como si fuésemos empresarios. Como si nuestros magros ingresos fueran una "ganancia" o algo que merezca tributar, mientras los grandes jugadores que viven reclamándole al Estado que los socorra cuando ganan un poco menos, no han sentido ni un poquito de vergüenza.
Nosotros sí.
Seguramente al igual que yo, de los 35 años que llevo como Artesano jamás le pedimos un subsidio o ayuda al Estado, y eso que a duras penas nos hemos autosolventado.
Cuando hemos sido testigos de los numerosos fracasos de la economía neoliberal en democracia y hemos visto a hermanas y hermanos viviendo en la miseria y el hambre, nos dio vergüenza pedir una caja de alimentos como aquella "caja pan" en tiempos radicales o una asignación en tiempos de peronismo, y estoy seguro que más de una vez...hermana/hermano Artesano...estuvimos a punto de hacerlo, pero decidimos no hacerlo.
Sin estar en la gloria económica nos dimos por satisfechos con lo que ganábamos vendiendo nuestras piezas a mal valor en ferias donde cierta clase de público nos confundía con los mercados persas, donde regatearle al Artesano...y conseguir un descuento era como el mismísimo triunfo del capitalista y la perinola "toma todo".
Habría que preguntarle a cualquier economista si un comercio podría ser viable abriendo solo dos días a la semana como nosotros, sábados y domingos, única y exclusivamente. Y claro, el comerciante aducirá que ellos pagan alquiler, impuestos, servicios, empleados, etc.
Pero quizás no sepan que nosotros los Artesanos pagamos un Derecho de Feria y hasta la luz que consumimos pagamos. Asimismo les damos ganancias a muchos de ellos, los comerciantes, porque les compramos los materiales con los cuales confeccionamos nuestras Artesanías. Y nos ahorramos en empleados, porque somos nosotros nuestros únicos empleados y empleadores.
No conocemos de horarios, de riesgos, de licencia por enfermedad, de indemnizaciones, de contemplaciones. Apenas si algún municipio nos concede unos metros lineales en algún espacio público para que armemos nuestros sencillos puestos en las ferias, algo que tampoco ha surgido de la filantropía de los Estados municipales sino de las viejas luchas de nuestro sector que nos ha costado en otros tiempos represión y hasta tractores que venían a arrasar con nuestros improvisados puestos.
El simple hecho de autosustentarnos con el fruto de nuestras manos, de nuestra experticia y de nuestro amor por lo que hacemos, le ha ahorrado dinero a todos los gobiernos democráticos. Porque en nosotros no han tenido que aportar ni un centavo. Por el contrario, somos nosotros a quienes se nos ha "impuesto" algo llamado monotributo. Aún así, hasta el monotributo se ha transformado hoy día en una especie de pseudo privilegio a la hora de que el Estado evalúe cómo le va a otorgar o no una ayuda a quienes no lo tenemos.
Y el Artesano monotributista clase A tiene CBU, pero el Artesano sin monotributo es el eslabón aún más débil dentro de esta cadena de desatinos generada por los mentores de la "meritocracia" que supimos padecer.
En mi caso por ejemplo y creo que en el de muchos y muchas colegas, somos un matrimonio de Artesanos, razón por la cual el IFE nos correspondería a ambos. Pero como dicho beneficio es excepcionalmente para un único miembro de la familia, uno lo cobra y el otro no.
Es decir que un matrimonio de Artesanos, o no es familia o nos debe sobrar el dinero a punto tal que recibir la ayuda ambos cónyuges, pareciera ser un privilegio.
Vivimos de un fin de semana, compañerxs de la política de oficina.
Y si justo el fin de semana llueve...a esperar siete días más sin ingreso.
Cero ingresos para sobrevivir siete días o quince, tal como suele suceder cuando a San Pedro se le ocurre hacer llover.
Se habla de que no tenemos patronal sin embargo los municipios, sean las Secretarías de Economía o mayormente de Cultura quienes nos imponen reglamentos, nos controlan y muchas veces nos usan cada vez que alguno de nosotros gana algún premio nacional o internacional para lo cual nuestra procedencia, que en mi caso es "rosarino", sirve para propaganda a favor del llamado "orgullo ciudadano" que llena de medallas al ejecutivo municipal.
Mientras tanto ahí estamos hoy, esperando algún tipo de ayuda económica mínima para soportar este tsunami de escasez y de cero ingreso por no poder "armar" nuestras benditas ferias.
En tiempos de pandemia, el Ejecutivo Municipal se desentiende de nosotros.
Hasta que en un futuro, tal como en el pasado, ganemos algún certamen y orgullosamente se llenen la boca hablando de nuestra identidad local, o nuestra "rosarinidad" que seguramente a cada quien de ustedes colegas, les ocurre lo mismo en sus respectivos municipios.
Duele y a la vez nos da esa vergüenza de no salir a reclamar con contundencia porque cuando vemos a nuestros hermanxs que no tienen para comer y que viven en condiciones infrahumanas, nos da vergüenza pedir o reclamar. Creo que en nuestra mayoría, nunca hemos tenido sueños de grandeza económica efímera y materialista. Nos hemos sentido felices y realizados con lo poco que ganamos pero con lo mucho que nos da poder trabajar de lo que amamos y hacemos.
A veces vendemos bien a veces mal, y a veces no vendemos nada, pero esa lógica ya la conocemos y la hemos sabido sobrellevar.
Desde sencillas artesanías que adquieren los menos pudientes hasta las excelsas obras que van a parar a las casas de los más pudientes o las vitrinas de alguna importante institución, todos y absolutamente todos buscan en nuestras Ferias lo que jamás encontrarán en el Shopping. Sin embargo ahí estamos, recibiendo algún que otro paquete que denominan "bolsón" con seis o diez productos alimenticios para no morir de hambre. ¡Y en buena hora que al menos eso nos puedan dar!
Pero cuando vemos que a un empresario el Estado le subsidia parte del salario de sus trabajadores a los cuales el empresario no está dispuesto a pagarles, nos seguiremos preguntando si en verdad somos visibles, realmente reconocidos, estimados, valorados.
No evadimos impuestos, nos autosustentamos y le ahorramos recursos al Estado. Enriquecemos a los comercios que nos venden insumos, a los organizadores de ferias que nos alquilan sus "puestos" a precios que cuesta remontar, teniendo que ceder un montón de unidades o piezas para que la misma nos resulte redituable cada vez que organizan una "Feria Cultural". Y con lo poco que ganamos de apenas ocho días al mes en una feria de fin de semana, educamos a nuestros hijos, pagamos la luz, el gas, el agua, sea por haber tenido la suerte de heredar una propiedad por nuestros padres, o sea por quienes tienen que redoblar esfuerzos y alquilar.
En mi caso, nuestro oficio de Artesanos nunca nos permitió ponernos a pensar en comprar un auto, o tener una tarjeta de crédito, o irnos de vacaciones, no.
Pero nos permitió poder elegir cómo invertir nuestra ganancia y fue en refaccionar la casa, hacernos un pequeño y humilde taller para no molestar a los vecinos. También poder educar a nuestra hija, y con un enorme esfuerzo conjunto con la bendita Universidad Pública y Gratuita, darle al país una Licenciada en Comunicación Social, que nos ha regalado el mayor orgullo que unos Madre-Padre Artesanos podrían experimentar a través de este gran oficio de experticia no calificada por los eruditos de la economía ni del mercado.
Y como si fuera poco, esa Licenciada en Comunicación Social le sacó las papas del fuego al Estado Municipal que en tiempos de pandemia la necesitaban en la calle, para ayudar a ordenar las filas para los hermanxs que cobraban el IFE en el correo.
Sí, la misma Municipalidad que en ésta crisis cuando le hemos pedido una ayuda excepcional por no poder armar nuestra feria por la necesaria cuarentena, nos ha respondido que el Estado municipal es muy pequeño como para darnos una ayuda económica.
Pero que bueno... que hay bolsones de comida, "si es que los necesitamos"....
Ahora ante el éxito del Gobierno nacional de gestionar humanitariamente la cuarentena, en muchas provincias nuestros gobiernos municipales están gozando de poder flexibilizar las medidas, y desde hace unos 4 fines de semana nuestras ferias pudieron volver a "armar", obviamente con protocolos que lamentablemente nos quitan la esencia de lo que es una feria.
Pero bueno, peor es no armar la feria.
Sin embargo dentro del protocolo hay restricción ineludible para mayores de 65 años o para quienes (tal nuestro caso particular) no teniendo 65 años de edad, pero siendo "pacientes de riesgo" no vamos a poder volver a trabajar. A pesar de ello, me alegra por los compañeros y compañeras que sí volverán a tener la chance de regresar a una feria acotada y muy limitada, pero feria al fin. Y me entristece por quienes como nosotros, los viejos y los enfermos, seguiremos esperando la carroza.
Ante esta problemática quiero alertar a todo aquel político o funcionario que toma decisiones desde el ámbito municipal, provincial y nacional, que por favor nos tengan en cuenta. Que si lo único que nos salva es el IFE, pues bueno Señor Presidente, no nos lo saque cuando se entere que las ferias han vuelto a abrir, porque en ellas vamos a faltar miles. No por voluntad propia si no por aceptar y acatar consciente y responsablemente una reglamentación, por nosotros mismos y por los demás.
Y por el Estado, ya que al tener que quedarnos en casa al menos, no seremos una cama más ocupada en alguna UCI.
Y recordar de paso, que al ser Artesanos, nunca nos vamos a jubilar ni a gozar de una pensión por haber sido "los informales fantasmas del sistema".
Es claro entonces el editorial de Página 12 con que comencé estas reflexiones, funcionarios "azorados" ante la realidad de nos, los fantasmas dentro del sistema. Fantasmas que al sistema le ha salido gratis y que a ciertos Estados les han servido para hacer propaganda cultural.
O cada vez que hemos puesto en alto el nombre de nuestra ciudad, provincia o país, cuando hemos ganado alguna mención o un premio nacional y/o internacional.
O cuando la propaganda "cruel en el cartel" (tal la letra del Tango) promociona a una "Rosario Turísitca" y las Ferias son citadas.
¡Hoy estamos en la lona y cumplimos la cuarentena con gran responsabilidad y consciencia! sin percibir ni un centavo, mientras la presión del lobbie empresarial y comercial nos permite ver qué gobernantes se han puesto de rodillas ante el poder y qué gobernantes son capaces de tendernos una mano y no ignorarnos.
Agradezco entonces lo único que ha llegado a mi minúscula familia de Ella y Yo, el IFE, un matrimonio que a nuestros 56 años de edad, no somos ni fú ni fá a la hora de ser receptores de alguna ayuda económica. No tenemos hijos menores para cobrar una AUH ni somos jubilados, seguimos en un limbo o laguna socioeconómica que nos castiga y nos sigue olvidando en el fárrago tupido de expedientes y formularios que nadie va a leer ni revisar.
No pretendemos privilegio alguno, nos ha bastado simplemente cuando los gobiernos han aplicado medidas económicas "sanas" permitiendo que el bienestar mayoritario fuera una garantía de nuestra subsistencia mediante lo que el público valora de nosotros mediante la compra de nuestras Artesanías.
Gracias al Presidente de la Nación que al menos nos incluyó en el IFE.
Un IFE que probablemente irá feneciendo a medida que en algún momento la pandemia afloje y ciertos sectores puedan regresar a sus actividades.
Pero nosotros, los Artesanos que vivimos de la multitud de una plaza, vamos a seguir esperando la carroza.
En nuestra Provincia de Santa Fe existe una ley que conmina al Estado provincial a fomentar y atender la problemática de nuestro sector.
Le pediría a nuestro Señor Gobernador Omar Perotti (con el mayor de los respetos que me merece) que no nos olvide.
Mismo pedido al Señor Intendente Pablo Javkin (con el mayor respeto que me merece), cuya secretaría de Cultura nos controla y a la vez nos aplica reglamentos, lo cual significa que es nuestra "patronal", más allá de que ahora sinceramente...sentimos que nos han dejado a la buena de Dios, con los 6 productos de alimentos con los cuales no podemos seguir pagando luz, agua, gas y servicios que, al parecer, antes eran "un privilegio" y hoy son una necesidad como la telefonía y el internet.
Tenga en cuenta que también hacemos no sólo al acervo cultural de nuestra ciudad si no también a la economía de dicha ciudad.
Cuando comenzaba esta pandemia le dije a varios colegas que la mano venía brava.
Que se olvidaran de reabrir prontamente la feria.
Que la premisa iba a ser simplemente "poder morfar".
Y ahí vamos, aguantando el mostrador como dicen los uruguayos, pero aguantaremos de acuerdo a muchos factores.
A veces la caridad familiar de quienes aún tengan familia, o familia caritativa, o a lo poco que nos quedó después de la temporada vacacional pre-pandemia, que se esfumó hace rato.
O al bendito IFE que vino a ser la garantía de poder precisamente comer.
Sobre eso de "comer" nosotros sabemos y mucho…
Del sacrificio cuando las ventas en la feria no andaban bien, y había que elegir entre tomar mate...o pagar la luz.
Y en las últimas horas se ha agravado la situación en el AMBA y había escuchado y leído con congoja que el IFE ya no sería para quienes no estamos en un "foco" o en rígida cuarentena.
Y bueno, yo no sé qué íbamos a hacer si nos sacaban el IFE Señor Presidente, Sr. Ministro Arroyo.
Y entiendo del enorme esfuerzo que hacen por no desatender a cada sector posible.
Pero yo les pido tengan a bien considerar que cobrar el IFE aquí en Rosario-Santa Fe no es un privilegio que afecte a otros que también necesitan ayuda.
Seguramente lo sabrán pero vale la pena recalcar que si bien en Santa Fe y Rosario especialmente estamos en una fase que ameritó liberar actividades y que se podría pensar que hemos vuelto a la "normalidad", los Artesanos sin embargo seguimos tan mal como al principio de esta pesadilla.
La reapertura de las ferias lleva su cuarta jornada en 15 días. Además, dadas las restricciones y protocolos, a quienes tenemos patologías previas riesgosas o "comorbilidad" al igual que los mayores de 65 años, se nos prohíbe asistir a la feria. Y entiéndase que eso ¡¡¡está bien!! porque nos cuidan y a la vez cuidamos al resto poblacional, pero seguimos sin poder percibir un mísero ingreso.
Cabe acotar que a la reapertura de las ferias está asistiendo un escaso número de de la totalidad de compañerxs habilitados. En parte por miedo a contagiarse, en parte por las restricciones. En otra porque de las dos jornadas que teníamos (sábado y domingo) se nos habilita solamente el día Domingo. Y en parte porque en este contexto no va público a la feria. O sea, que la feria ya no es Feria o por lo menos aquel espacio que necesita de la concurrencia masiva para que nosotros los Artesanos podamos vender algo.
Y en las últimas horas, como si fuera poco, el Señor Intendente decreta unilateralmente que las Ferias no abren.
No sólo que no abrimos sino que además...se nos estigmatiza, discrimina, y de paso, se nos reprime tal el caso del pobre compañero Diego a quien lo humillaron a golpes y malos tratos.
No es así la cosa estimado Pablo..., le reconozco una dilatada militancia poilítica y democrática, oré por Usted cuando aquél grave accidente lo tuvo entre la vida y la muerte, y me entristecí cuando la partida de esa gran mujer que fué su Madre, Mirta Guelman y su compromiso con la niñez y la adolescencia.
Quiero pensar que Usted Pablo, ha de estar abrumado ante la contingencia de la Pandemia, pero debo confesarle que me siento profundamente decepcionado con el destrato, la falta de respeto, y la no comprensión de nuestra situación.
Deseo fervientemente que no traicione sus ideales y por favor, reflexione sobre nuestra situación.
Pido encarecidamente Señor Presidente, Señor Ministro Arroyo, no nos dejen a la deriva.
Verán, afortunadamente al menos el Municipio nos da una bolsa de alimentos que, tengo entendido, es gracias al Banco de Alimentos Rosario.
También el Gobierno de la Provincia de Santa Fe quien nos brinda una pequeña caja similar al contenido de la bolsa municipal.
Dicha bolsa y/o caja contiene una lata de arvejas, 1Kg. de arroz, 1 Kg. de fideos secos, 1 Kg. de polenta, 1 Kg de azúcar, 1 Kg de harina, 1 litro de aceite.
Y en nuestro caso somos dos personas.
Pero claro, la harina sin levadura no nos sirve para hacer pan casero al menos.
Hay que tener dinero para ir a comprar el pan, algo de carne de vez en cuando, huevos, leche, y verduras. Nada de eso está en las bolsas o cajas alimentarias, y no es queja, es simplemente poner visible una realidad que no se sostiene sin el IFE u otro tipo de ayuda similar.
Ni hablar de los elementos necesarios para la prevención como alcohol, detergente, jabón, lavandina, y productos de higiene, ¿se entiende?
Y ni hablar si no podemos pagar la factura del gas para cocinar.
El IFE nos sirve para eso, dinero que vuelve al Estado, vuelve a Gas Litoral, a la Empresa Provincial de la Energía de Santa Fe, a Aguas Santafesinas, y también a algo que es un servicio pero no un lujo en estos tiempos de la conectividad y las comunicaciones.
Hablo de Internet.
Curiosamente el Ejecutivo Municipal nos habilitó gratuitamente una página web con nuestros productos para comercializar virtualmente pero, ¿a dónde está el beneficio si no podemos pagar la factura de internet?
Por eso es que el IFE, a muchos que estamos en un segmento especial nos significa una garantía de no morir de hambre y de seguir cumpliendo responsablemente con las medidas sanitarias que se nos plantean, esperando y resistiendo hasta que algún día las cosas realmente vuelvan a cierta "normalidad".
Pero ésta, nuestra situación, ni por asomo tiene algún viso de normalidad.
Reitero entonces a las autoridades nacionales: por favor no nos priven de lo que generosa y solidariamente nos han otorgado.
No hay que sacarles a unos para darles a otros, creo, y en todo caso, si hay que sacarle a alguien o a algunos, bien que los hay allá "arriba", en el segmento de los que jamás perdieron ni perderán y que no serían absolutamente nada sin los trabajadores que les enriquecen y sin los consumidores que también les enriquecemos. Y sin un Estado que debe socorrerlos cada vez que "lloran" como si estuvieran en nuestra misma situación.
Yo no sé cuánto va a durar esta pandemia y las necesarias restricciones, sólo pido al único que nos tendió una mano y es el Gobierno Nacional, que por favor reconsidere nuestra situación y revea en lo posible que ésta ayuda solidaria no sea exclusivamente para un solo miembro de la familia ni que fenezca en breve.
No tengo auto, no tengo tarjeta de crédito, no uso celular, y creo que a pesar de parecer todo un espécimen, sé que no debo ser el único. Y ha sido más que nada por elección, no por privación, lo cual no significa ni un mérito ni un sacrificio.
Sólo apenas una forma personal de interpretar mi existencia, sin pretender ser ejemplo de nada ni mucho menos estar por encima de nadie.
Éste es un tiempo en el cual debemos estar juntos a la par, como la canción del Carpo, no en fila unos delante de otros, si no todos al lado del otro. Y en esa otredad, alcanzar a comprender que nadie se salva solo por mérito exclusivo individual. Reflexionar sobre que ninguno de nosotros recuerda si antes de venir a este mundo pudimos elegir a dónde nacer.
Que aterrizamos aquí en tal o cual ciudad, país, familia, condición, heredad. Y que, sea por la divina providencia o por el maldito factor X, no seremos NADA si seguimos desconociendo al otro.
Ese otro soy yo mismo en otra piel.
Ya no es un tiempo de perder energías pensando en "derechas o izquierdas".
Es un tiempo de pensar en los "de arriba" y "los de abajo", y cada quien sepa situarse donde le corresponda.
Vaya entonces desde aquí el enorme abrazo a todxs les colegas, desde la más humilde y sencilla feria a la más reconocida.
A los que elaboran con sus manos esa mágica e ingeniosa Artesanía, desde la más sencilla hasta la más elaborada y compleja. A quienes van a la feria a ganarse honestamente el mango.
A quienes pudimos ganar varias veces algún galardón que infló el pecho de nuestros intendentes, gobernadores y presidentes.
Pero también a quienes nunca ganaron premios más que el ¡¡enorme reconocimiento del público!! que les galardona cada vez que son capaces de pagar a cambio de lo bello e ingenioso que saben hacer los Artesanos.
Es un tiempo difícil.
Uno más de los tantos que nos, lxs Artesanxs, ya conocemos desde siempre.
Y es un tiempo para nuestros gobernantes de tomar debida nota sobre quienes nunca hemos sido un gasto ni un encomio, por el contrario, hemos sido trabajadores independientes de la patronal, pero nunca "informales".
Entonces, por favor medios y gobernantes...no nos cataloguen de esa forma, hemos sido trabajadores de la Cultura, aunque para ellos sólo seamos hippies, trotamundos, o renegados.
Pues no, nada de eso.
Excepto que lo que hoy luce en los museos haya sido producido por hippies y trotamundos que aparecieron en los albores de lo que llamamos "antiguas civilizaciones" hace decenas de miles de años, o al ingenio que ha evolucionado tanto como la inteligencia artificial.
Abrazo a todas las personas que accedan a este post y pueda llegar a tomar dimensión de lo que somos esos que llaman "Artesanos".
Y vaya el abrazo a todo aquel político en funciones que tenga la enorme capacidad de ponerse a reflexionar sobre nosotros más allá de los problemas de caja que los excede en tiempos donde todos piden y pocos son los que dan, especialmente los que en la perinola de la vida siempre les sale "toma todo".
A veces nos han puteado y quizás nunca se han puesto a pensar que deberían darnos las gracias cuando sólo estos fantasmas que somos para ustedes, recién hoy en medio del drama de elegir vida o economía, nosotros hemos elegido "vida", respetando las reglas, la cuarentena y la solidaridad con el enorme esfuerzo de la mayoría de nuestra sociedad.
Nos quedamos en casa y nunca exigimos reapertura indiscriminada de ferias que no funcionan en éste contexto terrible sino apenas un ¡¡¡"dénnos una mano"!!! aunque sea por esta vez hasta que pase la tormenta.
No generamos puestos de trabajo directos, hacemos todo nosotros mismos, diseñamos y elaboramos nuestras Artesanías.
Hacemos a la vez de promotores, contadores, economistas, webmasters, y finalmente vendedores.
Algo así como ir a patear el corner e ir a cabecear al mismo tiempo. Y como si fuera poco, los puestos de trabajo que generamos son indirectos pero muchos. Desde el pororero que vende lo suyo en la feria, hasta el hermano músico que regala su arte y pasa la gorra.
O al mismísimo personal municipal que cobra un sueldo en el área de Cultura precisamente por reglar y controlar lo que hacemos los feriantes, o Doña Tota, la del almacén del barrio donde le compramos lo que consumimos.
Si alguien quiere difundir este post no hay problema, no cobramos derecho de autor los Artesanos.
Al contrario, creo que todos nos sentiremos agradecidos por difundir algo que guardamos muy adentro de nuestro ser y que no siempre decimos y que en este tiempo trascendental tal vez, sí era necesario decir, comunicar, expresar, compartir.
Simplemente Beto, o Manu, un Artesano más de éste bendito y a la vez...inescrutable país.
